Puede que alguna vez te hayas sentido paralizado por el miedo o que te cueste entender esta emoción y procesarla. Y es que generalmente, se le ha dado una connotación negativa al miedo, pero todas las emociones aparecen por algún motivo y tienen un mensaje importante que si sabes escuchar y gestionar te será de gran ayuda.
El miedo es una emoción básica
El miedo es una de las emociones primarias que experimenta todo ser humano. Se desarrolla como una alerta protectora ante potenciales peligros para la supervivencia. Es así que se trata de una emoción indispensable para preservar la vida.

A nivel fisiológico, produce una serie de efectos en el cuerpo tales como aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, sudoración, dilatación de las pupilas, aumento del tono muscular, incluso hasta producir agarrotamiento. Por otro lado, a nivel subjetivo en general se experimenta como una sensación de gran preocupación y malestar, cuyas causas pueden ser muy variadas.
A su vez, las reacciones que provoca pueden ser también muy variadas. El cuerpo responde al miedo a través del sistema de lucha/huida, por lo que podrías paralizarte, evitar aquello que te produce miedo o enfrentarlo.
Si bien resulta desagradable experimentarlo, el miedo no se trata de una emoción negativa en sí misma, sino que socialmente se le ha dado esa connotación, dado lo que incómoda que pueda resultar al confrontar con la propia vulnerabilidad y limitaciones. Aunque, si aprendes a gestionarla, esta emoción también puede conectarte con tus capacidades y recursos.
El mensaje de tiene el miedo
Si sientes miedo, el mensaje que esta emoción tiene para ti estará relacionado con la percepción de algún peligro o amenaza. Sin esta emoción, podrías comportarte de forma imprudente y llegar a poner en riesgo tu vida o la de otros.
Los seres humanos estamos genéticamente programados para sentir miedo. Ya desde tiempos prehistóricos ocurrían respuestas de temor con la presencia de depredadores potenciales, las cuales están codificadas en el ADN de la especie.

No obstante, en la actualidad gran parte de las fuentes de peligro se han transformado con el tiempo y provienen de estresores sociales, como aquellos relacionados con el trabajo y las relaciones interpersonales, por lo que el miedo puede activarse por motivos no necesariamente mortales, pero que percibes como una amenaza para tu seguridad o autoestima por diferentes razones.
La clave para aprender de esta emoción y gestionarla, sería que te permitas experimentarla tal como se presente. Esto será posible si prestas atención a lo que te causa miedo, cómo te hace sentir y a las sensaciones que provoca en tu cuerpo. Así podrás acostumbrarte a su sensación y relajarte un poco más cuando aparezca, al tiempo que evalúas los recursos de los que dispones para afrontarlo.
¿Cuándo el miedo se vuelve un problema?
Esta emoción en sí no es un problema, pero puede volverse problemática de acuerdo a la forma en que te relaciones con ella. Si la rechazas o ignoras, tarde o temprano acabará por pasarte factura.
También, puede resultar problemática cuando proviene de creencias o interpretaciones irracionales o disfuncionales, lo que causa que te paralices en exceso, te mantiene en un estado de alerta constante y te impide realizar tus sueños o metas por el miedo a lo que pueda ocurrir.

Por esto, es importante que contactes con el miedo cuando aparezca y te permitas explorar cómo respondes ante él, cuáles son sus causas y qué puedes hacer para aminorar el impacto que ese miedo tiene en ti.
Esto requiere de un proceso de autoconocimiento que te permitirá entender tu miedo y gestionarlo de forma que no sea un obstáculo en tu vida. No se trata de no tener miedo, sino de lo que haces con él.
Si te ha parecido interesante este post y quieres continuar aprendiendo puedes entrar en el post de Razones por las ir que ir al psicólogo